El dominio de las emociones implica comprender y gestionarlas en lugar de ser controlado por ellas. Racionalizar las emociones implica identificarlas, explorar sus raíces, mantener la objetividad y considerar diferentes perspectivas antes de elegir una respuesta. Esta habilidad mejora la autenticidad y las relaciones interpersonales. Se basa en la autoconciencia, el análisis de orígenes, la objetividad y la exploración de alternativas. La práctica constante lleva a un equilibrio entre emociones y lógica, enriqueciendo la vida personal y las interacciones sociales.
